Familias

La familia es un entorno muy importante para la transmisión de múltiples valores. La empatía, la tolerancia, el respeto la resolución pacífica de los conflictos, son entre otras, herramientas que se pueden facilitar a las hijas e hijos para poder construir una sociedad más justa y más igualitaria.

Desde edades tempranas hay que apostar por una convivencia y una educación en igualdad, rechazando los comportamientos relacionados con el sexismo y la violencia. 

Las familias intentamos educar de la mejor manera a nuestras hijas e hijos, pero, a veces nos equivocamos recurriendo a estrategias cuyas consecuencias no valoramos detenidamente.

Comportamientos a desterrar y que hacen daño a nuestras hijas e hijos:

Agredir verbalmente.
Agredir de forma física.
Amenazar con dejarles de querer. Amenazar con dejarles de querer. Amenazar con castigos que les producen miedo.
Alterar su percepción de la realidad negando la realidad de algo que han visto o vivido.
Amenazar con abandonarles. Forzarles a tomar partido por el padre o la madre.
No mostrar interés en escuchar lo que dicen cuando se acercan de manera espontanea.
Que el padre y la madre les den mandatos incoherentes y contradictorios.
Exigir que desarrollen acciones, funciones para las que no tienen edad suficiente.
Involucrarles en los conflictos de pareja.

¿Cuáles son en nuestras hijas e hijos las consecuencias de “educar” mediante comportamientos que les tratan mal?

Tener sentimientos de soledad y abandono.
Pueden sentirse poco queridos y aislados.
Creer que sus familias les castigan por su maldad.
Tener sentimientos de inferioridad e incapacidad, comportamientos de timidez o miedos.
Pueden en cambio buscar la atención permanente de las personas, mostrase inquietos, etc..
Desarrollar sentimientos de angustia, depresión, comportamientos lesivos…
Pueden tener dificultades para dormir, pesadillas, apatía, desinterés por el juego o las actividades escolares.
Alteraciones en el proceso de aprendizaje, falta de motivación, atención en clase, concentración en el estudio, dificultades para memorizar.
Interiorizar que la violencia es un método legitimo y eficaz para resolver conflictos y generar más violencia en la familia o el entorno.

¿Qué podemos hacer desde la familia para criar a nuestros hijos e hijas desde la igualdad y la no violencia? 

Algunas de las estrategias que fomentan la educación en igualdad y están en la mano de cualquiera familia llevar a cabo son:

  • Potencia sus talentos, sus cualidades y capacidades.
  • No hagas comparaciones con otros niños y niñas. Cada persona es única en su valor.
  • Fomenta la corresponsabilidad en el hogar. Reparte tareas teniendo en cuenta no solo sus capacidades y habilidades sino también sus gustos y preferencias; potencia la cooperación positiva en la casa y la familia.
  • Educa en la empatía y el respeto. 
  • Ten asertividad y se su ejemplo. Enseñales a expresar sus deseos, opiniones y necesidades y defenderlas.
  • Utiliza el diálogo y la negociaciación. Enseñales que la violencia nunca es una solución ni el camino.
  • Erradica el sexismo de vuestra familia: no emplees expresiones sexistas; no  refuercen los estereotipos de género; cuenta cuentos diferentes que no refuercen los roles de género; fomenta la actividad deportiva que les guste, sea la que sea, el deporte no tiene género. 
  • Dedica tiempo a escuchar su relato emocional. Animales a que expresen libremente lo que sienten.
  • Ayúdales a desarrollar un pensamiento crítico, que identifiquen claramente el bien y el mal.
  • Incúlcales el respeto hacia todas las personas. La persona diferente es solo eso, alguien diferente.

¿ Y qué pasa si tengo una hija con pareja? ¿Si sospecho que sufre maltrato?

Existen una serie de indicios que en las familias pueden dar la pista de que una hija puede estar siendo objeto de maltrato. Observa:

  • Si se aleja de sus amistades de siempre.
  • Se infravalora. Vemos que nos e siente bien consigo misma.
  • Tiene amistades nuevas, diferentes de las que solía frecuentar.
  • No habla, o habla poco y trata de desvincularse de sus emociones.
  • Observamos que pierde la capacidad crítica hacia su pareja.
  • Se modifican sus hábitos de alimentación, sueño y descanso.
  • Está continuamente pendiente de su pareja. Abandona cualquier actividad que esté haciendo si la llama.
  • Está irascible, se toma los comentarios que se le hace. 
  • Se pone a la defensiva si se le habla de su pareja.

Si reconoce que tiene un problema con su pareja: escuchadla; no la juzguéis; no la hagáis responsable de la situación; no la culpabilices; no le digáis lo que tiene que hacer, ayudarla a que pregunte; no os enfoquéis en que tiene que abandonar la relación; transmitirle que estáis a su lado para apoyarla y animarla a que acuda a un servicio especializado.

HABLA CON ELLA:

Si no reconoce que tiene un problema con su pareja y no quiere actuar de ninguna manera: reforzar los vínculos familiares; buscar espacios de tranquilidad y agradables con ella y la familia; demostrarle que estáis ahí; procurar hacer planes de familia que le gusten; crear un vínculo de comunicación fluido evitando hablar de su pareja y el maltrato; no cuestionarla; crea una red de apoyo en su entorno; buscar ayuda profesional especializada para poder entender el ciclo de la violencia y poder ayudarla. 

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